sábado, 2 de febrero de 2013

Paco Tío. Sarmiento 778 - Local 10. 30/01/2013. Cena.

Un clásico escondido. Escondido para otros, ya que no puedo decir que es la primera vez que voy. De hecho, se puede decir que soy habitué del lugar desde, bueno, toda mi vida.

Podemos llamarlo bar clásico de borrachos, si los hay. Con los señores de todos los días sentados en la barra con su whiskey importado, con las señoras, ya de la tercera edad, que se juntan a tomar el té con torta, pero en vez de té, toman champagne.

Adoro este lugar. Sepanlo antes de seguir leyendo, pero tengo que admitir mis falencias en juzgarlo, ya que llevo una vida ahí adentro. Si lo miran, parece el bar de un aeropuerto, o de un hospital cheto. Es simple, con poca luz (la suficiente) y a pesar de eso, tiene una pinta de lugar aristocrático de los años 40, que me encanta. Quisiera decirles qué pueden ver al ver la carta, pero la verdad que en mas de 25 años de ir a ese lugar, no creo que alguna vez haya pedido la carta.

Para mí, Paco Tío es para comer un "Ingrediente", que es la denominación del lugar para una picadita. Pero nada de una picadita pedorra... estamos hablando de ciruelas pasas envueltas en panceta, torrejas de verduras, canapés, jamón con ananá y queso con cerezas y demás, que me encantan. Desconozco si tienen comidas mas que sandwichería, pero eso no debería importarle a usted, pida un ingrediente!

Y en mi humilde opinión, la que es LEJOS la mejor cocktelería de la ciudad. No se como hacen el café. No se que bebidas tienen disponibles, además de alcohólicas. Sí sé que los mozos (los viejos al menos) son barman, y barman de competición, barman de aquellas épocas que inventaban tragos en honor a una mujer, que los ponían a competir en competencias internacionales para hacer los cocktails mas ricos, mas originales, sin necesidad de hacer malabares con las botellas, para esconder atrás de un truco barato de circo, sus falencias en el alcohol o en la estética de un cocktail.

Esos mozos que te saludan como si te conocieran de toda la vida (cosa que en mi caso es cierto), saludan a tus amigos que no conocen y llevás por primera vez, con toda la onda, y siempre, sin excepción, no te vas del lugar sin que te cuente un chiste de salón.

Tengo que admitir además, que en un bar de borrachos fuertes, me conocieron como "El 14" durante un tiempo, y que siempre estuve abierto a que inventen conmigo, por lo que siempre llegué, y si no sabía que pedir, simplemente le decía al mozo si quería algo seco, algo demi sec o algo dulce, y el mozo experimentaba conmigo y me traía el cocktail que quería (y yo feliz). Y no temo admitir que alguna que otra vez, he hecho un "brunch" ahí... arrancando con un cocktail a las 11 de la mañana un fin de semana (¿Parece que lo de "El 14" me lo gané, no?).

Y siempre tuve un hobbie ahí adentro. Tratar de detectar el borracho escondido (que pide un jugo de naranja, y el barman ya sabe que le tiene que poner vodka por abajo de la barra), el señor de sociedad con su novia / gato, la solterona que va a intentar levantar un señor de sociedad ebrio, y demás. Para jugar un rato mientras se embriaga.

CONCLUSIÓN: Amo este lugar, lo adoro y adoro a Pepe, y a Chiche, y a Miguel (que ya se jubiló). Adoro como me atienden, adoro como atienden las otras mesas, siempre poniendo esa onda especial, por mas que conozcan o no a los comensales. Me encanta que me traigan un trago con un chiste bajo la manga. Si quiere experimentar un excelente cocktail, una picada distinta que siempre estuvo presente en Rosario, y que lo atiendan como usted siempre supo que así es como deben atenderlo cuando sale, vaya a Paco Tío. ¡Quizás me encuentre ahí!