viernes, 27 de enero de 2012

Red Lion (ex Marró). Bajada embarcadero Rosario Central. Cena

¡¡¡Prueba irrefutable que tener una carta para elegir la comida no es necesario en absoluto!!!

Hace un par de semanas, se nos ocurrió con amigos, ir a comer a Marró, que hacía rato que no íbamos, y lugar cuyas sartenes disfrutamos mucho. La sartén nos dio en la cabeza considerando que como Marró no existe más, y ahora es Red Lion (desconozco su vinculación con el Red Lion de calle San Lorenzo, si coexisten, si se mudó o que).

El lugar, particularmente en verano es muy bonito, bien pegado al río (mas cerca o mas lejos según la altura del río, así que en estos días de sequía estaba un poquito mas lejos!). Muchas mesas afueras (todas), una barra con lugar para sentarse a tomar algo, espacioso, abierto y veraniego.

Tengo que admitir que telefónicamente nos avisaron que el lugar tenía su carta una selección de comidas mayor que la de un bar para ir a tomar algo, pero estaba más ambientado como Pub que como Restaurante. La atención telefónica fue excelente, incluso preguntamos precios y nos fueron comentando la carta y los precios por teléfono con paciencia y buena onda.

Ya en el lugar, la moza que nos sentó, amable, nada especial, pero bien, nos trajo las cartas. Ahí empezó el lio. Primero que nada, yo se que la inflación está jodida y todo lo que quieran, pero en un lugar donde uno se sienta a comer, que una cerveza de gama baja (llámese Quilmes, Brahma, Isenbeck y demás) esté 40 mangos me parece caro. En un lugar donde uno sólo va a tomar, como fuere un boliche te la creo, pero sentados a comer, no caro, carísimo.

Como éramos varios, se nos ocurrió pedir una pizza y una picada de fiambres y quesos. Una de las chicas que vino con nosotros fue la que peor la pasó. A títulos de anonimato y para poder hacer referencia a ella mas adelante, llamémosla María de los Cardúmenes Superiores del Alabastro del Litoral. Ella quiso pedir un plato de pastas con una salsa. La moza, muy enterada de las posibilidades le pidió que espere mientras consultaba en la cocina a ver si tenía ese plato. La moza volvió disculpándose diciendo que tenía la salsa, pero no los fideos (útil), por lo cual Mary (abreviemos) decidió pedirse lo que figuraba como plato del día.

Respecto de la picada, tengo que admitir que estaba muy rica, y se notaba que los ingredientes eran de buena calidad. ¡Si sólo los ingredientes que trajeron hubiesen sido los que figuraban en la carta como componentes de la picada!!! O el cocinero no tenía idea de qué decía la carta que traía la picada, o a falta de algunos ingredientes, improvisó y rellenó la tabla con cualquier otra cosa. Señor cocinero, leí la carta antes de pedir, así que le agradezco no me tome de dolobu y me traiga lo que pedí y no lo que se le ocurre a usted.

La pizza estaba bien, lo que yo denomino ni muy muy ni tan tan (es el término científico), solo una cuestión práctica tenía en contra, venía servida en un plato, con una ligera (y no tan ligera) concavidad, que hizo que cortar y servir la pizza fuera como hacer una cirugía a corazón abierto con los ojos vendados. De más está decir que cualquier presentación que pudiera tener la pizza se fue al demonio.

En general, mientras comimos la atención de la moza fue normal, no les digo que venía solita a ver si necesitábamos algo, pero la verdad que también era fácil ubicarla, no se escondía como a veces suele hacer el mozo que te atiende justo a vos.

A la hora de pedir los postres (a elegir de los 6 postres que había en el menú), a Mary se le ocurre la idea de pedir lan casero con crema (no es un error de ortografía, la carta decía lan... Se ve que a falta de poder volar desde el aeropuerto de Rosario, los amigos de Lan decidieron cambiar de rubro a los postres). De más está decir que no era tampoco el único error de ortografía grosero en la carta, cosa que por lo menos nos entretuvo un buen rato!

La moza, ya esta vez con visible rubor, pidió a Mary (y a su locura de pedir cosas extrañas) que esperara mientras preguntaba en la cocina si tenía crema (que en caso de no haber aparentemente era terriblemente complicado de preparar con crema de leche, azúcar y esencia de vainilla, esos ingredientes tan poco encontrados en las cocinas occidentales. Pero bueno, se ve que estábamos de suerte (casi), porque volvió la moza a avisarnos que crema había, lo que no había era flan (ni lan).

Ya frustrada por no poder cenar lo que quería, ni poder comer de postre lo que quería, y resignada a que otra no le quedaba, miró los otros 5 postres de la carta, que incluía bochas de helado, ensalada de frutas y macedonia (o sea, ensalada de frutas con helado). Mary decidió pedir la Macedonia, pidiendo por favor que la cambiaran la bocha de helado de americana, por una bocha de helado de dulce de leche. Si en este momento están pensando que esta Mary es una mina complicada, les aviso que está así como muy embarazada, tiene todo el derecho del mundo a pedir lo que quiera, INCLUSO las cosas que figuran en la carta!!! Mientras esperamos el postre, Mary va al baño, y en el interín, le traen su macedonia... con helado de americana. La moza no llega ni a dejar las cosas que desaparece, y cuando Mary vuelve, otra moza (la primera parecía una boya de lo roja que estaba la pobre), viene a explicarle a Mary que no había mas helado de dulce de leche. También avisó que por los inconvenientes esa macedonia no la iban a cobrar.

RECOMENDACIÓN AL LUGAR: La carta no está al pedo, en especial si la carta no es extensa como es este el caso, todo lo que figura ahí, debieran tenerlo, y no sólo la mitad de las cosas (y el word tiene un corrector ortográfico, para que no escriba para el orto, vio?)

CONCLUSION: Si no le importa que alguien más decida que es lo que usted quiere y puede comer, vaya tranquilo. Caso que sea uno de esos desubicados que lee la carta, o pretende elegir algo de lo que figura en la misma para comer, mejor vaya a tomar algo, en vez de a comer, que los tragos son muy ricos, el lugar es bonito para estar en verano, y la atención es 6 puntos sobre 10

2 comentarios:

  1. jajajaja, muy comica la situacion... no iremos entonces.

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    1. A comer por lo menos!! jeje. Los tragos parecían muy ricos, el problema con ir a tomar algo es que no está muy práctico llegar sin auto, así que necesitás un conductor designado. Soy un principiante en esto de escribir "críticas" de lugares a los que voy, y no me di cuenta de mirar los precios de los tragos, para ver si eran muy caros, pero imaginate que si una cerveza está 40 mangos, un trago debe andar también por ahí!

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